Un aneurisma cerebral a menudo se descubre luego de su ruptura o por azar durante exámenes de diagnóstico como una tomografía computarizada (TC), imágenes por resonancia magnética (IRM) o una angiografía realizados a causa de otros trastornos.
Además de un examen físico y de la historia médica completa, los procedimientos para el diagnóstico de un aneurisma cerebral pueden incluir:
- Tomografía computarizada (también denominada TC o TAC): Es el primer exámen que se realiza y permite diagnosticar la hemorragia cerebral así como la extensión y gravedad de ésta. Las imágenes de una tomografía computarizada muestran muchos más detalles que una radiografía convencional y pueden utilizarse para detectar anormalidades y para ayudar a identificar la ubicación y el tipo de derrame cerebral. Una angiografía por tomografía computarizada puede obtenerse de una tomografía computarizada para poder ver los vasos.
- Angiografía por sustracción digital (ASD): Es el exámen ideal para diagnosticar un aneurisma cerebral, pues permite determinar su localización exacta, su tamaño, el vaso del cual se origina, así como algunas características del flujo sanguíneo que son muy útiles para un óptimo tratamiento. El procedimiento consiste en introducir un catéter (un tubo pequeño y delgado) en una arteria de la pierna y guiarlo hasta los vasos sanguíneos del cerebro. Se inyecta un colorante de contraste a través del catéter y se toman radiografías de los vasos sanguíneos las cuales se procesan en un sistema computarizado.
- Imagen por resonancia magnética (IRM): Es un procedimiento diagnóstico que utiliza la combinación de imanes grandes, radiofrecuencias y una computadora para producir imágenes detalladas de los órganos y las estructuras del interior del cuerpo. Es un procedimiento que utiliza campos magnéticos para detectar cambios pequeños en el tejido cerebral a fin de ayudar a localizar y diagnosticar un derrame.
- Angiografía por resonancia magnética (ARM): Es un procedimiento de diagnóstico no invasivo que utiliza una combinación de tecnología de resonancia magnética (IRM) y una solución de contraste intravenosa (IV) para visualizar los vasos sanguíneos. El colorante de contraste hace que los vasos sanguíneos aparezcan opacos en la imagen de IRM, lo que permite que el médico visualice los vasos sanguíneos evaluados.
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