Un Quiste Aracnoideo es una colección de líquido rodeada de la membrana aracnoidea que se encuentra en el cerebro y también en la médula espinal. Esta acumulación de líquido puede producir presión sobre estructuras vecinas y ocasionar síntomas en el paciente. Los síntomas más comunes son cefalea, náuseas, convulsiones o déficit neurológico según la zona en la que se encuentren por lo que si están presentes el quiste aracnoideo requiere tratamiento.
Tradicionalmente el tratamiento de un quiste aracnoideo ha sido la colocación de una derivación cisto-peritoneal, la cual permite evacuar el líquido de la cavidad del quiste a la cavidad peritoneal donde el líquido es reabsorbido logrando con ello disminuír la presión intraquística y aliviar la sintomatología. Sin embargo esta cirugía implica la colocación de un implante (catéter) con el posterior riesgo de infección y la necesidad de recambios posteriores. Otra forma de tratamiento es la craneotomía y la resección de las membranas del quiste o la comunicación con otra cavidad bajo visión directa, lo cual si bien resultaba efectivo implicaba un mayor riesgo quirúrgico.
En los últimos años, Una la Neuroendoscopía ha pemitido evitar la colocación de sistemas de drenaje y disminuír la posibilidad de infección o recambios frecuentes. Mediante ésta novedosa técnica se realiza una trepanación y mediante la ayuda de una pequeña cámara de alta resolución se logra realizar una comunicación interna (una fenestración) entre el quiste y el espacio aracnoideo o el ventrículo, de tal modo que el líquido pase del quiste a otra región donde pueda ser reabsorbido al sistema circulatorio, logrando con ello aliviar la sintomatología.
Este tipo de cirugía mínimamente invasiva tiene la ventajas de evitar la colocación de un drenaje, disminuír la necesidad del uso de varios catéteres en el caso de quistes múltiples y minimizar el daño al tejido cerebral normal; logrando con ello una recuperación más rápida del paciente.
